abril 24, 2006

Cáncer versus diabetes

::Cáncer versus diabetes - por Aldo Mariátegui (24.04.06)

Un lugar común bastante escuchado por estos días es que la cada vez más probable segunda vuelta entre Humala y García es como escoger entre el cáncer y el sida. Si bien lo de cáncer es absolutamente valedero respecto de ese títere militarista manipulado por Siomi (y parece que también por Montesinos), lo de sida para los apristas es un poco exagerado. Si los asimilase a una enfermedad, la diabetes sería el símil más adecuado: no es necesariamente mortal, pero debilita y frena mucho al que la sufre. Esto porque no creo que García repita el Aprocalipsis, dado que sería absurdo que busque estatizar; la ley orgánica del BCR le impide emitir billetes sin respaldo (y generar inflación) o farrearse las reservas; los mercados lo harían polvo en dos segundos si confiscase los ahorros en dólares (o intentase cambiar la ley del BCR); ya no tiene una gravosa deuda externa que lo impulse a pelearse con el FMI; volver a un proteccionismo rochoso es poco probable, o que intente controlar precios. Es muy probable que Humala haga todas o cualquiera de las medidas mencionadas porque entraría como un dictador y confía en la chequera de Chávez para aislarse, pero García ya probó que respeta el juego democrático y no tiene esa eventual chequera (al contrario, Hugo Chávez lo odia a muerte porque lo vincula a su compadre Carlos Andrés Pérez).

Pero sí es previsible que un gobierno aprista endurezca las leyes laborales con respecto al despido (y ahonde aún más el problema del desempleo); que dilapide el dinero en un Agrobanco repotenciado o en generosos préstamos del Banco de la Nación (ya Kurt Burneo lo anda rondando para acomodarse); que haga crecer desmesuradamente a Petroperú (se meterá a explorar, a gastar una millonada en la refinería de Talara -bastión aprista-, a abrir más grifos, etc.) y a otras empresas públicas; que busque controlar los intereses bancarios o las tarifas públicas; que se frene la modernización de puertos para favorecer al sindicato estibador controlado por Negreiros; que no reforme el Poder Judicial, por ser un bastión aprista; que no se meta a democratizar el SUTEP, controlado por Patria Roja, puesto que Cabanillas tiene una extraña alianza con estos ignorantes vándalos (que son un lastre para mejorar nuestra educación), que no se recompongan las universidades estatales, que se engorden aún más los gobiernos regionales, que los “compañeros” saturen el aparato estatal, que regrese esa corrupción “chacra”, extendida y al menudeo que caracterizó al gobierno aprista. En fin, como la diabetes, podríamos convivir con todo eso, pero lamentablemente no avanzaríamos. Espero equivocarme.

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